El IKIGAI en la dimensión individual:
Más arriba se detalla la pirámide de Maslow. Si tuviésemos que ubicar al Ikigai (tu Propósito en la vida o la Razón por la cual te levantas a la mañana), donde la ubicarías?
El IKIGAI en la dimensión individual:
Más arriba se detalla la pirámide de Maslow. Si tuviésemos que ubicar al Ikigai (tu Propósito en la vida o la Razón por la cual te levantas a la mañana), donde la ubicarías?
Me pregunto por qué se ha vuelto tan demandado viajar, tan aspiracional salir de tu casa y tomar un avión a cambio de cuotas y/o sangrías de patrimonio o ingresos.
Parece que salir de la zona de confort se vuelve atractivo.
Muchos de nosotros vivimos una vida que no queremos seguir transitándola. Por alguna razón no bien identificada, nuestra experiencia humana camina por unas callejuelas oscuras, húmedas, poco confortables, inseguras. Además, no sabemos bien adónde nos llevan estas veredas resbaladizas. Nuestra cabeza dirige la mirada hacia abajo, porque tememos tropezarnos con tanto obstáculo oculto. Nuestro hartazgo y angustia crecen, y sin saber muy bien por qué estamos en este punto del mapa.
“La distinción entre el pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente» (Albert Einstein)
Nuevos tiempos.
Tiempo presente (y pluscuamperfecto, que suena cool).
Viejos tiempos.
Mal tiempo.
Buena cara.
¡Tiempo!
Salimos de la cama con un estado conciente apenas encendido, y ya comienzan los diálogos…” que hace frío, qué mal que dormí, tengo que decirle al jefe, hoy juega Racing, tengo que cuidarme con las comidas, voy a pedir turno con el odontólogo, no me gusta lo que hago de mi vida, …”
“Tú eres la consciencia, disfrazada de persona”-Eckart Tolle.
Hablemos del ser humano, ya que nos toca de cerca. Miremos qué somos.
Se ha dicho muchas veces que, como especie animal, estamos dotados de una característica supuestamente única que es la de tener conciencia de nuestra muerte inevitable, de nuestra finitud. Aunque como Borges dijo alguna vez, cada existencia humana es un desafío a la inmortalidad. Queda evidente que esa certeza de muerte la escondemos todos los días con gran cantidad de artilugios y afanes. Creo que no podríamos emprender nada importante si nos dominara la imagen de nuestro propio velatorio.